La dolorosa ruta judicial que recorren los niños abusados sexualmente.

Apenas se firma una denuncia por abuso sexual de menores, el niño ingresa a un túnel: el sistema judicial. Para evitar que el menor acuse falsamente, inducido por un adulto, deberá recordar y relatar una y otra vez, con todos los detalles, cómo, dónde, cuándo y quién lo abusó. Lo someterán a extenuantes exámenes físicos y psicológicos para probarlo. En todo momento su relato estará en duda, debiendo esperar hasta más de un año para la pericia que acreditará su credibilidad. Al final, en el juicio oral, puede que también deba enfrentar a los peritos pagados por su agresor que intentarán demoler las pruebas del abuso. Esta es la travesía de los miles de niños abusados sexualmente por un sistema que vulnera sus derechos.

Un día Verónica al regresar su hija de cuatro años, de la casa de su padre, llena la bañera y sienta a la niña dentro, la misma profiere un grito, y V, la saca de inmediato pensando que el agua estaba muy caliente, pero no era ese el motivo. Porque la niña le dice con inocentes palabras, “No mama me arde el c….” lo cual preocupa a la madre y la lleva a hospital de niños. Pudiéndose comprobar que había sido abusada. El relato de la pequeña es realmente terrible, en uno de los párrafos la pequeña dice “…. mi papa a la noche me ponía una cosa caliente en la c…”.

Pero lo grave es que este degenerado que es efectivo de la policía siempre fue amparado por jefes y un sector de la política, ya que nunca fue preso y sigue trabajando como si nada.

La madre comenzó a detectar en su hija,  baja autoestima, y frases como que no quería vivir más, que esta vida no le gustaba, no querer comer y una extrema sensibilidad en la menor de tan solo suponer que tendría que ver al padre.

La niña permaneció internada varios días junto a su madre donde se le hicieron, tantos estudios físicos como psicológicos, los cuales determinaron el abuso, donde la menor contó que no quería ver a su padre porque no le gustaba que la tocara.

Verónica radico la denuncia correspondiente. Ya no había vuelta atrás. Apenas firmó la denuncia contra su ex esposo, dio el primer paso para que su hija ingresara a un engorroso sistema. Según que es de protección de víctimas de niños jóvenes y adolescentes, por denuncias de delitos sexuales o violencia intrafamiliar, la pequeña victima comenzaba un largo y duro proceso judicial que, por su estructura, la obligaría a revivir sus peores recuerdos una y otra vez.

LA DOLOROSA RUTA

Cada una de las etapas en la ruta que siguen los niños cuando ingresan al sistema judicial por abuso sexual: la denuncia, los interrogatorios, los peritajes y el juicio si lo hay. Es un largo y tortuoso camino que los menores deben transitar por comisarías, fiscalías, el Servicio Médico Legal (SML) y Juzgados de Familia, en un sistema que pareciera estar estructurado, más que para protegerlos y hacer justicia, para volver a vulnerar sus derechos. El túnel incluye también la posibilidad de que el menor deba volver a ver al abusador, por el falso vinculo parental que imponen, jueces y fiscales, violando los derechos del niño.

DESCALIFICAR PARA GANAR

El niño será sometido también a duros exámenes médicos para determinar si hay marcas del delito en su cuerpo: alguna herida, algún moretón o cicatriz que prueben su relato. Porque sus dichos estarán siempre bajo un manto de duda. Entonces, deberá ser consistente en cada una de las instancias del proceso. Se elaborarán informes periciales psicológicos que dirán si es creíble o no. Luego tendrá que defender todo lo que ha dicho frente a un magistrado en un juicio oral, en la mayoría de los casos el representante es el progenitor que denuncio el abuso, el cual será puesta en tela de juicio todo lo dicho y hasta las pruebas y convencer a jueces y fiscales de que dice la verdad. Aun con pruebas en la mano.

RESPETAR LOS DERECHOS DEL NIÑO

El juez Tavid  Gabriel Eugenio, ordena un acompañante terapéutico, para la entrega y la restitución de la niña bajo apercibimiento, a su progenitora. Seguro que aduciendo vinculo parental con el abusador, una vez más como ya nos tienen acostumbrados, estos infames, no tienen en cuenta el contenido específico que hace a los derechos sociales de la infancia, dentro de la definición abierta «Interés superior del niño: la elección del centro de vida» que desde ya adelantamos, que la misma implica, el ejercicio de la libertad en la elección a una vida sin violencia, a una educación, a elegir con quien vivir una vida en familia y dentro de un proyecto familiar.

RESPETEMOS A I…. ELLA NO QUIERE VER A SU ABUSADOR.  

La ley nacional de Protección Integral de la Infancia -Ley 26.061- en su art. 3, inc. F , hace expresa referencia a la noción «centro de vida», en el marco más general que privilegia el «interés del niño», el cual reza así: «A los efectos de la presente ley se entiende por interés superior de la niña, niño y adolescente la máxima satisfacción, integral y simultánea de los derechos y garantías reconocidos en esta ley. Debiendo respetar: (.) f. Su centro de vida», y continúa diciendo la norma: «. se entiende por centro de vida el lugar donde los NNA hubiesen transcurrido «en condiciones legítimas» la mayor parte de su existencia».