Los políticos últimamente nos tienen acostumbrados a saltar de partido en partido dejando de lado, sus convicciones y ni hablemos de la dignidad. Lo último fue el presidente del Pro Javier Pretto quien sin ponerse colorado, reconoció que siempre fue de Unión por Córdoba, que el no traicciono a nadie solo volvió a su lugar de origen y la otra desertora Myriam Prunotto una radical de primera línea, sin códigos y afecta a los sobres, como los Moro, Alfonsin y tantos borocoto que están dentro de la política.

Ahora ninguno de estos traidores se pusieron a pensar, que a quienes más han traicionado es al votante, es aquel ciudadano que los voto por pertenecer a un espacio, que precisamente no votarían jamás, al oficialismo ni a la izquierda. La política es hermosa y es un servicio para los ciudadanos, hoy solo la usan para servirse de ella.