Amigo ¿cómo andas por allí? Ya se te echa muchísimo de menos, yo sé que tú a nosotros también ya pasadas 24 horas te escribo esto, aunque nunca podré expresar con palabras lo que significaba para todos los que te conocimos, eras el hombre del bien, un ángel guardián el policía de la esquina, eras un sangre azul y esa sangre se llevó tu vida, en silencio quiero dar las gracias por conocerte, por saber que por personas como tú todavía hay esperanza, sé que vas a cuidar desde arriba a tu familia, pero ellos te quieren aquí.

No te imaginas lo que te quiere la gente, no te imaginas la huella que dejas en este mundo tan falto de esperanza, no tenías que hacer el procedimiento, estabas tan delicado y vulnerable, no tenías nada que demostrar, ser policía no es para cualquiera, mucho menos ser un buen policía, hoy puedo despedirte ya que ser mi amigo no era fácil, te vamos extrañar, sigue disfrutando, haciendo reír a la gente por allí arriba y sobre todo haciendo amigos.

Aquí abajo amigo a tu familia y amigos, se les hace difícil asumir que ya no volverás, que el cielo necesitaba un Ángel azul, no te olvidaran jamás, no es un adiós es un hasta luego.

Me hubiese gustado decirte una vez más, “Si mañana no eres policía, ¿Quién eres? Bueno, eres un esposo, eres un padre, eres un hermano y sobre todo eres un ser humano que necesitaba ser multidimensional y debías cuidarte emocionalmente y físicamente, me hubiese gustado que entendieras que eras más que un policía y que tu vida significaba más que ese trabajo.

Adriana Rearte.