Una grave situación compromete al equipo del E.T.E.R., luego de que saliera a la luz una serie de irregularidades en torno a un supuesto robo denunciado por uno de sus integrantes, lo que ha derivado en un escándalo con posibles implicancias penales y disciplinarias para altos mandos de la fuerza.
Según trascendió, hace tiempo atrás, un efectivo del E.T.E.R. habría denunciado que, mientras realizaba actividad física en el Parque de la Vida, fue atacado por un desconocido que lo golpeó con un ladrillo en la cabeza, dejándolo inconsciente y sustrayéndole su arma reglamentaria. De inmediato, un móvil de la fuerza táctica, bajo el mando del subcomisario Emiliano Folli, acudió al lugar para asistir al presunto agredido.
La versión inicial generó alarma entre las autoridades policiales, quienes activaron protocolos ante la pérdida de un arma reglamentaria. Sin embargo, con el correr de las horas, comenzaron a surgir inconsistencias que pusieron en duda la veracidad del relato.
Según confirmaron fuentes reservadas, la investigación interna reveló que el efectivo en cuestión jamás fue asaltado. En realidad, habría dejado su arma reglamentaria sobre el techo de su vehículo al regresar de correr, y al retirarse, el arma cayó a la vía pública. Lo más llamativo es que, pese a la falsedad del relato, al día siguiente el agente apareció con un golpe en la cabeza, un ojo morado y fue internado en el Policlínico Policial, lo cual parecía reforzar su versión inicial.
El caso tomó un giro aún más polémico al conocerse que el procedimiento fue presuntamente “armado” por el subcomisario Emiliano Folli, con conocimiento de su superior directo, el actual comisario inspector Guevara, y del comisario inspector López, quien también habría perdido su arma reglamentaria en circunstancias poco claras meses atrás. Todos ellos mantienen una estrecha relación personal con el efectivo involucrado.
Por el momento, desde la fuerza no se ha emitido un comunicado oficial, aunque se espera que el Ministerio de Seguridad provincial tome intervención ante la magnitud del caso. Voces internas advierten que podría haber sanciones graves e incluso causas judiciales por simulación de delito, encubrimiento agravado y negligencia en el manejo de armamento.