Sí, las personas privadas de su libertad pueden cometer estafas telefónicas, también conocidas como “vishing”. Esta modalidad consiste en utilizar una línea telefónica convencional para obtener información confidencial de las víctimas a través de llamadas fraudulentas, esto quiere decir que la complicidad y la falta de políticas carcelarias como la complicidad de parte de jefes, políticos, gobierno, Ministerios; etc. es la realidad de lo que sucede, que no lo quieran reconocer es otra cosa.
Te adoctrinan para que según ellos puedas evitar ser estafado; y te largan con un muy pequeño concejo de cómo son las posibles estafas, “para identificar una estafa telefónica, se pueden tener en cuenta las siguientes señales:
- Solicitan la tarjeta de crédito u otro mecanismo de pago para gastos de “envío y manejo”.
- Usan amenazas si la persona no cumple con lo que le piden, incluyendo amenazas de arrestarlo.
- La llamada empieza con un mensaje grabado, conocida como una llamada “robótica”.
Mientras ellos siguen ensayando con la seguridad, los internos ya son especialistas en el tema y cada día están más perfeccionados en el tema delictivo, la verdad que nunca me equivoqué cuando dije que las cárceles son universidades del crimen.


