COMEDOR “LA ALCAIDÍA” DE LA DEPARTAMENTAL SAN JUSTO DE POLICÍA

En las últimas horas, nuevamente una noticia nos llega desde San Francisco.

Sabemos que los policías cobran poco, pero ¿llegar a extremo de comerle la comida a los presos? inaudito.

Dicen en la policía de San Francisco que nunca nada bueno vino desde Córdoba. Lo cual podría llegar a ser cierto.

Todos los jefes que se vienen trasladados de la capital o desde otros destinos, lo hacen porque fueron corrido y forma parte del castigo interno. Así la Departamental San Justo, viene padeciendo a jefes como ALMADA, QUINTEROS, ZALAYA, GALARZA, RANTICA, CAPORALI, GÓMEZ y ahora LUDUEÑA.

Por supuesto que hubo buenos jefes foráneos … ¿los hubo?…

Por lo dicho es que la Jefatura de San Francisco, es un verdadero desquicio de abandono físico y profesional… se desmadró y ya dudamos que tenga vuelta atrás, más aún cuando desde el poder político local y provincial se maneja todo incluso, cuando Nelson Carrizo (ex comisario general y actual Jefe de la Guardia Urbana de San Francisco), es quien seguiría manejando los hilos de la policía.

Lo cierto es que el comisario general Cristian “junior” Gómez, se trajo un séquito de Córdoba, cuando en el año 2022 arribó a San Justo. Entre ellos un Suboficial llamado José Giovanini, antes Palacios.

Parecería ser que este suboficial, quien era uno de los tantos choferes y fotógrafos que tenía Gómez se habría cambiado el apellido y acá no sabemos si es porque no fue reconocido o porque tenía demasiadas deudas y las quería evitar.

Una vez que Junior se fue, le dejó un regalito a la policía de San Francisco, dado que no se llevó Giovanini, quien se afincó en esta ciudad y hasta habría formado pareja. Mientras coexistió con Junior, se encargó de hacer todo tipo de desastres, incluso no trabajar, pedir fianzas y no pagar, por lo cual, muchos policías debieron recurrir a la justicia para ello y algunos no, porque temen al GÓMEZ…

Giovanini, tendría una familia en Córdoba, otra en esta ciudad y otra por otros lugares. Actualmente viviría en el famoso barrio La Milka de esa ciudad del interior de la provincia.

Como hemos dicho a Gómez, a Caporali y a Ludueña, los une la “camaradería” … Es por eso que Ludueña, cuyo arribo a esta ciudad será objeto de una publicación más extensa, pero como el avezado lector podría advertir, no lo fue por su capacidad, decidió poner de chofer (función que es más que antigua y que algunos jefes de policías habrían prohibido tener porque afecta a personal de calle).

Es así que Analía Ludueña, quien es capaz de cualquier cosa por llegar al poder, le dio el honor de ser chofer a este Giovanini. En realidad, no hace nada, porque desde que ascendió, Ludueña, como todos en esa ciudad “hacen la planchita” …

Esta semana, el personal que se encontraba en Alcaidía, al encontrarse solo, fue a descansar siendo cubierto el lugar por Giovanini, que es chofer de Ludueña y se ofreció a cubrir el puesto. Al regresar de su descanso el cabo de guardia es llamado por un preso quien le dijo que tenía hambre y que no había comido nada, pese a que habían llevado la comida. Recordemos que la Cárcel de San Francisco provee alimentos a los presos.

Ante la queja de los detenidos que tenían hambre y lo llamativo del caso, se hicieron averiguaciones y se constató que este tal José Giovanini, habría comido la comida destinada para los presos. Por lo cual se le informó a familiares de los detenidos para que lleven comida.

Tamaña sorpresa para el personal que no conoce de este tipo de antecedentes y, no sabiendo que hacer, con buen criterio se le informó a la superior de Turno quien entregó el procedimiento, una vez que se constató que fue Giovanini, el angurriento.

Tamaña fue la sorpresa y enojo de la Directora de San Francisco, Analía Ludueña, que se enojó con la Superior de turno y dijo “…que tendría que haberle ofrecido la plata que gasto el padre del detenido por la comida que había comprado…”

Para que se entienda, Ludueña cubre a su chofer por ser amigote de Gómez y, cubrir, es encubrir, lo cual termina siendo un delito, de la misma magnitud que cometió Giovanini.

La miseria humana no conoce fin, pero los que la cubren, son capaces de cualquier cosa, incluso hacerles pagar la comida a los presos que comen sus choferes…