PRIMERA PARTE.

A modo de terapia o catarsis, es que relato la siguiente sucesión de hechos que me ocurrieron, a los que por más que intento, no puedo encontrarle una explicación lógica.

Soy retirado de la Policía de la Provincia de Córdoba a través de la modalidad del  retiro voluntario, cuando ya había cumplido 25 años de servicio y tercera generación de policías, es decir mi abuelo y mi padre, ambos ya fallecidos, lo fueron.

Digo esto porque mi elección de la carrera policial fue por vocación influenciado por mi crianza.

Cuando ingrese a la policía conocía sobradamente la letra chica de lo que ello implicaba, es decir el grado de compromiso, sacrificio personal y lo que generaba en la sociedad, resumido esto en la frase de que la sociedad llora un delincuente muerto o herido pero nunca un policía.

No hago esta salvedad con el ánimo de victimizarme, solo con la simple mención de que conozco de sobremanera lo que significan en la policía los gajes del oficio.

Siempre me desempeñe en áreas operativas y en servicio de calle, soy de los que cubrieron las interminables guardias de 24 horas, los servicios de rally donde te arrojaban de noche en tramos de zonas inhóspita sin ningún pertrecho, víveres o equipo de comunicación alguno, donde de no ser por la caridad de algún espectador, el servicio se hacía áspero, dicho sea de paso a modo de recargo (sin ningún pago extra) y siempre con condiciones climáticas adversas. Allí además te exigían puntualidad pero nadie se encargaba después del retorno a  la ciudad.

Soy de aquellos a los que se les negaba la licencia anual en verano o vacaciones de invierno con la  justificación de las fiestas, de los innumerables festivales o del gran movimiento turístico, siempre bajo la excusa de necesitar toda la fuerza efectiva disponible.

Soy de los que rara vez sacaba carpeta médica ya que esto era mal visto y tildado de cobachero o inútil, yendo a trabajar engripado, mal dormido, afiebrado o con algún problema familiar con la consigna de  que el servicio era sagrado y había que cumplirlo.

Soy del que paso guardia en navidad, año nuevo, fines de semanas largos, feriados, semana santa, cumpleaños de hijos, esposa, actos de escuela de mis hijos, etc.

Reitero que no me victimizo porque era el pensamiento policial de aquella época y que la gran mayoría aceptaba, situaciones muchas de la cuales mejoraron para bien y con el fin de que el servicio fuera más llevadero, no tan duro y más humanizado.

LA NOTIFICACION DE LA DEUDA POR LICENCIAS  NO TOMADAS.

En fin, en 2012 salió oficialmente mi retiro por el boletín y como a todo el mundo en esas condiciones, concurrí a la jefatura de policía para realizar los trámites de rigor. Allí entregue mi armamento provisto, mi credencial, se me notifico de mi nuevo estado como así también de la deuda o el importe que me correspondía por las licencias adeudadas.

En mi caso la suma era en ese momento de $ 108000,00 (PESOS CIENTO OCHO MIL), correspondiente a 7 licencias anuales no usufructuadas.

Mi caso no era único ya que producto de lo mencionado anteriormente, era una modalidad que pocos privilegiados hubieran tomados sus licencias en tiempo y forma.

La verdad es que esta situación me produjo un poco de bronca pero también de alegría ya que esa suma, con un dólar a poco más de 4 pesos en ese momento, significaba la posibilidad de hacer algo como cambiar el vehículo, terminar algo pendiente en mi casa o hacer algún viaje.

EL LARGO Y SINUOSO CAMINO DEL PAGO DE LICENCIAS

Claro está que sabía la lentitud de los pagos, pero albergaba la esperanza de que esto, como otras cuestiones  con el tiempo se solucionaran, teniendo en cuenta además que actualmente al personal se les hace tomar todas las licencias antes del retiro.

En los años siguientes presente todas las notas habidas y por haber, agotando la Vía administrativa. Inclusive presente un expediente por mesa de entrada en gobierno el cual se estancó en las primeras instancias. Todo con resultado negativo.

En el año 2016 fuimos convocados a finanzas de la policía por un ofrecimiento de pago de la suma histórica por poco más de la mitad en nueve cuotas.

Yo no acepté debido a la pérdida del monto original por la inflación, además me pareció una falta de respeto por lo que ese dinero significaba, pero varios lo hicieron ya que muchos presenciaron en la lista del reclamo a varias viudas, es decir vieron de forma tragicómica como era mejor y por más usuraria que fuera la oferta, asegurar el pájaro en mano.

Digo en forma usuraria  ya que en el caso de oficiales superiores y jefes el descuento era importante, un ejemplo fue el del comisario Gral. WALTER MOYANO que le descontaron casi la mitad de lo que en ese momento le debían.

Sé que se les pago la primera cuota pero después tuvieron que renegociar ya que algo no se había coordinado entre policía y gobierno por lo que al mes siguiente no cobraron la segunda cuota y tiempo después se normalizo el pago.

Este arreglo lo genero el crio mayor MARCELO ALTAMIRANO, fue el intermediario y negociador entre el ministerio de seguridad y los policías y debe ser que producto del ahorro que le significo al gobierno le dieron un cargo en la Municipalidad de Córdoba, junto con otros atorrantes archiconocidos en la policía que fueron jefes de bomberos (GUSTAVO FOLLI Y RODOLFO GONZALEZ) los que siguen trabajando en defensa civil.